Notas desde el campo

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Empecé a jugar al hockey cuando tenía unos 5 años. Nadie en la familia jugaba antes, así que mi madre tuvo que buscar en Google para entender qué tipo de deporte era. El primer club que encontró fue el AHBC Amsterdam, donde empecé a jugar. A los 10 años me mudé al Pinoke HC. Provengo de un entorno diferente al que suele verse en la mayoría de los clubes de hockey de los Países Bajos. Así que, al crecer, era como si viviera una doble vida, adaptándome al mundo del hockey y siendo yo en el barrio. Me alegro mucho de haber elegido el hockey porque ahora siento que tengo lo mejor de ambos mundos. En el colegio no sacaba muy buenas notas y no terminé mis estudios. Pero nunca me ha costado trabajar duro, así que he tenido muchos trabajos que me han enseñado mucho. Para mí, lo más importante en un empleo era, primero, amar lo que hago y, después, trabajar con gente que me gusta. Por eso aprendí a cortar el pelo por mi cuenta y llevo tres años siendo barbero. Estoy rodeado de gente que me cae bien y me gusta hacer feliz a esa gente.

El Ritual de Marlon

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Los días de partido siempre me ducho con algunas especias de Surinam y pido que sucedan todas las cosas buenas que deseo. También pido que las cosas malas se mantengan alejadas de mí y del equipo.